Hay días que...

Hoy me han pedido perdón no uno, ni dos, sino tres coches que casi me pillan en distintos pasos de peatones. Es que tengo poderes, soy invisible.
También han intentado colarme una "vuelta de tortilla", echándome en cara lo que me estaban haciendo a mí desde hace tiempo (falta de comunicación, confianza, disponibilidad,...); hay gente muy habilidosa con estas cosas. Pero no sé si ha quedado suficientemente claro que no estaba conforme, porque tal vez mis correos son igual de transparentes que mi persona (esto, al menos, justificaría la falta de comunicación).
He perdido el bus. Se ha ido el metro. He cargado con el portátil para enseñar una imagen sin importancia. Me he olvidado de meter una carta en un sobre. He dicho que no a tiempo perdido de regalo en horas de trabajo. He quedado y desquedado. He hablado más de lo necesario en persona (porque soy una torpe) y por el móvil (que no mira por sus pelas).
Me han dicho que no soy apta para adoptar un perro, porque me paso muchas horas fuera de casa -trabajando-, y ya no podré adoptar una perra que lleva fatal el estrés que le causa no tener una casa donde la cuiden y quieran.
Pero hoy, todas las personas que me han atendido han sido correctas o amables conmigo. Y he tenido suerte con otras cosas, que ya casi ni recuerdo de banales que eran. Y me he comprado un trozo enorme de tarta "supreme" de chocolate.
Y sí, hay días que son como casi todos los días de todos los demás.