21.10.08

Una generación

Esta mañana me ha llamado mi madre para decirme que mi tía abuela falleció ayer. La noticia me ha sorprendido todo lo que puede sorprender la muerte de una persona que estaba muy cerca de cumplir los 100 años. La noticia me ha entristecido todo lo que te puede entristecer la muerte de una persona que conocí relativamente poco y a la que hacía bastante tiempo que no veía.

Sin embargo, me ha dejado un poso de tristeza. El que deja toda muerte, por un lado, y el que deja la certeza de que ha desaparecido la última representante de una generación, la de mis abuelos, y que ya nadie me podrá volver a contar cómo fue su tiempo, cómo fueron sus vidas, en una época no demasiado grata.

Porque cuando se me quitó la tontería adolescente de encima y me paré a escuchar a mi abuela y a mis dos tías (muy poco dadas a hablar del pasado, por otro lado), me dí cuenta de que no eran sólo batallitas lo que oía, sino el testimonio de unas vidas que, desde la perspectiva de hoy en día, parecían de otro planeta.

Porque de otro mundo se me presenta algo que me contó mi abuela hace ya años. Mientras mi abuelo hacía la guerra mi abuela se quedó sola, con las tierras, la casa y su primer hijo (después vendrían 6 más), un bebé por aquel entonces. Así que se llevaba al niño al campo y lo dejaba entre los surcos, solo, mientras ella hacía la faena que tocara. No contaba más, y lo hacía sin dramatismos, pero con esas palabras me dejó entrever lo que pudo ser su vida, y la de muchos otros, en esos años.

Cuando desaparece una generación perdemos vivencias y realidades, malas o buenas. Porque por mucho que nos lo cuenten en el cole, por mucho que lo leamos o lo veamos en la tele, no nos deja de parecer más que eso, lecciones que aprender, páginas que memorizar o películas que no son realidad. Pero lo fueron.

1 comentario:

Rita dijo...

joer, corresponsal, qué bonito! me ha encantado.
pues yo creo que la abuela enriqueta se está tomando su tiempo para contestar precisamente por eso, porque no le mola mucho hablar de los malosbuenos tiempos. a ver si se espabila.
no sé qué pasa, pero en los últimos meses se está muriendo gente de mi entorno. no familia directa (aunque también pasan cosas), sino la madre de... los padres de... vaya, que igual es buena época para plantearse cosas, a pesar de la tristeza.
lo dicho: guapísimo, corresponsal!

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