3.1.10

Happy 3 de enero

...y resto de días del año. Y no lo digo sólo por rellenar y porque parezca que hay vida después de la vida, que espero que sea rehappilyohyeah de verdad. Pues eso.

Y ahora, me meto otra vez en el frigidaire, que el hielo conserva muy bien, muy bien, muy bien.

13.10.09

Cuanto menos, curioso


Esta mañana encontré esta imagen en la prensa (www.elpais.es). Ahora ya sé como será mi panza embarazada.

Lo dicho, cuanto menos, curioso.

5.10.09

En una de estas me encuentro con Frodo


Andaba yo cavilosa o pizpireta, la verdad que no recuerdo que estado de ánimo se terciaba aquella tarde, por las calles de Palma, cuando lo vi. Calle Olmos a mano izquierda, estaba apoyado en la puerta de un bar, del suyo, fumando despacio, con su camisa blanca de camarero, despeinado y con gesto meditabundo.
No era la primera vez que me fijaba en él. Las pocas veces que había entrado en su bar para comprar tabaco o tomar algo siempre me había llamado la atención su expresión reconcentrada y grave, la expresión del que sabe que aquel no es su lugar y vuela con la imaginación lejos de carajillos, cervezas y batidos. Pero hasta el otro día, cuando subía la calle y le vi, no fue cuando le identifiqué, cuando le pude poner nombre y apellidos, y hasta biografía. Gary. Gary Gilmore.

Gary en realidad no es camarero, ni español. No ha nacido en Sa Pobla y, ni mucho menos, se llama Xisco o Tolo. No, se llama Gary y nació en Provo, Utah. Nadie lo sabe, pero debajo de esa camisa se esconden varios tatuajes, tatuajes carcelarios, porque Gary ha pasado la mitad de su vida entre el reformatorio y la cárcel. Y tampoco lo sabe nadie, pero Gary ha hecho cosas terribles y estúpidas, tanto como matar a dos tipos a sangre fría. Nadie lo pensaría, pero Gary entró en un motel y en una gasolinera, encañonó a dos hombre, los obligó a tumbarse en el suelo, boca abajo, y bang, los mató de un tiro en la cabeza.

Es extraño, porque, por lo que sabía, Gary había sido condenado a muerte y ejecutado hace ya más de 30 años en Utah, o en algún que otro estado del sur de los Estados Unidos. Aunque quizás finalmente Gary se desató en el último momento de la mugrienta silla en la que iba a ser fusilado y escapó. O quizás el juez echó marcha atrás y revocó la condena. Lo de cómo llegó a Mallorca, no lo sé. Ni tampoco cómo Gary consiguió escapar aquella tarde del libro y plantarse delante de mis narices.

Cuando llegué a casa, me metí en Internet y busqué al Gary real, al que existió y cuya historia plasmó Norman Mailer en ‘La canción del verdugo’. Aquel que, efectivamente, murió fusilado en una prisión sureña. Vi sus fotos y sus rasgos, su mirada socarrona, su cara angulosa, sus manos esposadas. Y decidí que no, que ese no era Gary, por mucho que lo dijera la Wikipedia o el Google Images. Porque Gary se me apareció la otra tarde para ponerse a sí mismo rostro y cuerpo, y son tan tan escasas las veces en las que los personajes de un libro te salen al paso que ¿quién soy yo para cambiarle la cara?

4.10.09

Al borde del derrame cerebral

Hacía mucho tiempo que no pasaba una tarde de domingo encerrada en casa, sin mucho más que hacer que limarme las uñas y, oh, dios mío, ver la tele. Son las ocho de la tarde y estoy al borde del colapso, o de mala hostia, ya no sé, por lo visto y oído esta tarde:

- Película de un supuesto rey de Suecia, o Dinamarca, no me he enterado muy bien, que se quiere casar con una plebeya que, no, no es periodista, si no estudiante de medicina. Hay una princesa muy muy mala que quiere quitarle el novio (qui cir, al rey) a nuestra Leti danesa y le hace todo tipo de perrerías, como hacerla que coma caviar con tenedor delante de los malos malísimos medios de comunicación. Y, por si esto fuera poco terrible, existe una ley que prohíbe al rey casarse con alguien que no sea noble. Al final, nuestra atribulada estudiante logra, gracias a sus compañeros de ‘facul’, encontrar un papelote en el que descubre un resquicio legal en la constitución danesa para que esa fatídica ley no se cumpla. Corre con el papel a la iglesia donde el rey está a punto de casarse con la mala, recita unas palabras en danés, o sueco, y ya son marido y mujer. La hostia, oiga.

- Reportaje de moda de lujo para perros. Trajecitos de 350 euros elaborados con hilos de oro y plata, camas de latex, mini jacuzzis y trajes de novios. Por si esto no es suficientemente demencial, también muestran una cinta andadora de esas de los gimnasios para perros. A los reporteros parece hacerles todo mucha gracia. A mi, ni puta idem. Será que ser mileurista y saber que hay gente que se gasta miles de euros en peinar al chucho no casa.

- Otro reportaje de moda, esta vez para humanos. Los reporteros van a una feria en Madrid en la que se muestra la moda ‘del futuro’, y esto es: chapas de Hello Kitty, anillos hechos con teclas de máquina de escribir, tocados de los años 20 y corbatas ‘customizadas’, qui cir, cortadas por arriba y por abajo hasta dejarlas hechas un rectángulo con un botón. Voilà: ya no tenemos una corbata, sino un adorno para el cuello de las señoras. Armani, tiembla.

P.D. Al terninar el post he descubierto que la peli es 'El príncipe y yo, 2', protagonizada por los grandes Luke Mably y Kam Heskin (conocidos en el número 8 de alguna strasse) y, según reza el cartel, la peli es 'el doble de mágica'.

2.9.09

Una de divas


¿Qué tienen que ver Beyoncé y Anthony and the Johnsons? Por un lado, y como dicen en la edicióbn de El Mundo hoy, que ambos son divas y, por otro, la versión que el segundo ha hecho de la canción 'Crazy in Love' de la primera. Una marcianada en toda regla.

Y hablando de divas, Madonna luce patorra y novio en su nuevo vídeo. A la vejez, viruelas.

11.8.09

Verano 2009 (I): Turquía


El verano se me escapa entre los dedos. Parece que fue ayer cuando mis jefes de Turistul dijeron aquello de “desde hoy, sólo se curra hasta las 3”. Parece que fue ayer cuando dije “ahí os quedáis, me voy de vacaciones”.
Y ya es 11 de agosto. Joder. Julio se me ha ido sin enterarme, y agosto va por el mismo camino. Ahí va un pequeño resumen de los que va de verano:

Teşekkür ederim. Qui cir, “gracias” en turco. Imposible aprender nada más, pese a los esfuerzos. Los jodíos turcos tienen un idioma endiablado, perfecto para que los europeos no nos enteremos de nada. Por no hablar de su comida, platos de carne –principalmente- sobre los que un cocinero, probablemente con Parkinson, ha vertido toda especia que ha encontrado a mano. Santa Sofía no defrauda, es más, enamora, la Mezquita Azul embelesa, la Cisterna Basílica sorprende. El Gran Bazar es un mercadillo de barrio en versión XXL en el que lo turco brilla por su ausencia reemplazado por la copia ‘Made in China’.


Los turcos a pie son majos, pero cuando se suben a un coche se les aflojan las conexiones neuronales y mutan en un híbrido entre Fernando Alonso y Matías ‘el Humilde’ (famoso personaje mallorquí especializado en tunning, carreras ilegales y una larga lista de choni-delitos). Los niños turcos se pasean vestidos de sultancitos el día de su circuncisión, y las novias de merengue de todos los colores y sabores. El yogur es salado, el helado es como chicle, el café tiene posos, las cervezas van a razón de medio litro y el té es fuerte y rico, aunque te provoca unas irremediables ganas de ir al baño que se te quitan cuando compruebas que Roca no hace negocio en Turquía, ya que la moda ‘inodoro’ no está muy implantada y la mayoría de las veces hay que conformarse con un agujero en el suelo, sin papel (Scottex tampoco hace mucho negocio) o, en el mejor de los casos, con un papel de lija que ríete tú del de oferta del Mercadona.

Capadocia es un lugar muy marciano fabricado fifty-fifty por la Naturaleza, a la que le ha dado la gana modelar la piedra en formas entre lisérgicas, dalinianas y fálicas, según el caso, y por el hombre, que no ha dudado en aprovechar esas siluetas para crear iglesias, castillos y casas.
En Éfeso hace calor, mucho calor, pero, pese a ello, cientos de turistas pisamos –y pisoteamos- la misma calzada que pisaron hace miles de años los romanos, y contemplamos lo que queda de sus (maravillosos) teatro y biblioteca.

Pamukkale es otro regalo de la Naturaleza muy bien aprovechado por griegos y romanos, que no tenían un pelo de tontos. Una montaña, en medio de un secarral, que las aguas termales han cubierto de cal, formando piscinas y bañeras. Una montaña blanca y azul en la que, si no miras el horizonte, puedes llegar a creer que estás en Groenlandia, o en el planeta Kripton. Y detrás, los restos de una fabulosa ciudad romana y griega que se puede visitar casi en solitario ya que, la mayoría de los turistas prefieren quedarse bien apretaditos y a remojo en la ‘Piscina de Cleopatra’, que suena muy bien pero que al final no es más que la piscina municipal del Barrio de la Concepción con restos de columnas romanas en el fondo.

Continuará…

6.8.09

Ella tiene todo por lo que dos hombres pueden pelear





menos un Cadillac!

Semana de vacaciones metidos -un poco- en taller. Menos mal que había tesoros por encontrar, como este modelo de Cadillac.
Sin capa de polvo y 100% a punto tiene que ser espectacular. Mola!

2.8.09

Un poco de traición

Porque soy un poco "soluble" y llevaba tiempo queriendo darle un cambio de imagen y un pequeño empujón a mi blog personal, donde publico desde hace años algunos de los trabajos de diseño que he ido haciendo, estoy dedicándole más tiempo a mi blog que a notas en la nevera. No hay tiempo para todo y ahora parece que me faltan horas a más no poder.

Pero yo sigo pasándome a diario, of course, esperando encontrar alguna nota de Corresponsal y los comentarios de nuestros fans -que tenemos!! jaja-. Y, de paso, alguna vez hasta me animo a publicar alguna entrada chorras y carente de interés para el público general.

Vamos, que del 1 al 5, yo me doy un 1,5 en traición.

22.7.09

Get fat. Lose fat. Get get. Lose lose. Get fat. Lose...

Pasan los años y sólo queda el escote.

21.7.09

Lo que fue y ya no es

Escucho la radio estos días. Los 40, M80, Europa FM y demás radio fórmulas que abandoné hace tiempo. Y son un asco, porque ponen una música que pa qué, pero al mismo tiempo me están dando la oportunidad de escuchar canciones que tenía bastante olvidadas.


Hoy mismo, volviendo del curro han puesto una que me ha hecho recordar. Y ese es el objeto de mi post, los recuerdos asociados a una canción, las personas a las que queda unida una letra, una música, unas pocas palabras. Recuerdos de sensaciones y sentimientos que estuvieron y ya no están, que fueron y ya no son.


“Quiero ser el único que te muerda la boca…”. “Porque buscando tu sonrisa estaría toda mi vida…”. Mi amor de instituto. Eso es esa canción de Los Rodríguez. El chico del que estuve perdidamente enamorada (bueno, al estilo adolescente) durante dos o tres años. Porque yo quería ser la única que le mordiera la boca, porque moría por su sonrisa. Tenía una boca preciosa, y era malo malísimo (todo lo malo malísimo que se puede ser con 15 años), o eso me parecía a mi. Nunca se fijó en mí. O bueno, igual sí, un poco, pero vamos, que nunca no pasó nada. Pero por aquella época yo no sufría por amor. Te gustaba un chico, le mirabas con cara de boba y si no te hacía caso, pues te ibas de juerga con tus amigas. Y santas pascuas.


“Quiero ser el único que te muerda la boca…”. Cuando terminó el instituto, ese amor desgarrado desapareció. A otra cosa, mariposa. Ciertamente, cuando eres adolescente, las cosas son más fáciles, aunque en ese momento todo sea una tragedia y no nos demos cuenta. Alguna vez lo he vuelto a ver por la calle y, aunque ya no me provoca miradas de cordero degollado, confieso que le mordería la boca gustosamente, porque la edad ha sido generosa con él, porque ni está gordo ni calvo, y las canas que le han salido en su pelo negro le sientan a las mil maravillas.


“You've already won me over in spite of me

Don't be alarmed if I fall head over feet

Don't be surprised if I love you for all that you are

I couldn't help it

It's all your fault”


Otro amor, otra historia que fue. Más reciente, y más dolorosa, en una edad a la que ya había aprendido a sufrir, en la que las decepciones ya no se curaban con unas copas y unos bailes en la pista. Como dice Alanis Morissette, no pude evitarlo. Llegó y me escuchó, me tendió la mano, me dio cariño en un momento en el que verdaderamente lo necesitaba… ¿cómo no iba a caer rendida a sus pies?


“You are the bearer of unconditional things

You held your breath and the door for me

Thanks for your patience…”


Con la perspectiva del tiempo sé que en ningún momento fue verdadero amor ni ná de ná, que probablemente sólo fue un cúmulo de circunstancias y necesidades mutuas. Ahora que nuestras vidas se han separado del todo, y no de la mejor de las maneras, sé que ni si quiera era la persona que creí descubrir. Pero eso ya no importa. La canción sigue ahí y, cuando la escucho, ni si quiera lo recuerdo a él. Lo que recuerdo es el momento, el sentimiento. Y es a la vez bonito y triste. Lo que fue se marchó para siempre, y ya no está, pero fue bonito vivirlo.


Y, por supuesto, luego hay gente que no tiene canción, pero que siempre está ahí, aunque no estén.

20.7.09

Los 33...

...esa fantástica edad.


Muchas felicidades, corresponsal!! Algo me da que tus 33 van a ser rebuenos.
Toc, toc, toc: Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todas la del blog, cumpleaños feliz!!! Bien!!

16.7.09

A Pocoyó...


... se le ha subido a la cabeza lo de cotizar en bolsa. No hay más que ver la foto.

12.7.09

Casi 33


En poco más de una semana cumpliré 33 años. Una cifra que no me gusta, aunque no sé decir muy bien por qué. Puede que porque suena a un número tonto, a ni fu ni fa, a psshhhhh. Trein-ta-i-tres. La edad de Cristo. Tres y tres. Curiosamente, me siento un poco como la edad que voy a cumplir. Ni fu ni fa. Un poco contenta, un poco triste. Un poco ilusionada, un poco desencantada. Serán estos tiempos poco dados a los entusiasmos. Unos tiempos en los que, si analizo mi vida desde fuera, se podría decir que nada anda mal, pero en los que si lo hago desde dentro, tampoco puedo decir que nada ande bien del todo. O a lo mejor es que ser mayor era esto. Que no hay más.

Tienes un trabajo que a ratos te gusta y a ratos no, pero que no llena una vida, alquilas tu casita (o, si san euribor te lo permite, la compras), tienes pareja o no, sales un rato los fines de semana, viajas un poco si puedes. Una vida estándar que nos han enseñado a perseguir y que, cuando la consigues, pues eso, ni fu ni fa. Se está bien en ella, es cómoda, pero no genera grandes entusiasmos.


Dicen que los chavales de ahora sólo aspiran al éxito y al dinero rápido, conseguido sin esfuerzo. A nosotros, mi generación, nos educaron en el “estudia para tener un buen trabajo, un buen coche y una casa con jardín”. Y más o menos lo hemos conseguido. Y cuando ya lo tenemos… ¿qué? ¿no hay nada más?
Nos educaron en los pequeños objetivos. Nos educaron para no cambiar el mundo. Nos educaron, quizás, en la idea de felicidad de otra generación, la de nuestros padres, criados en la carencia. Y supongo que a la gran mayoría le vale lo que hay, no sé, la gente, por lo general, parece medianamente feliz, o al menos aparentan serlo.

Aunque a algunos se les escapa alguna vez un leve tono de protesta, un quiebro en la voz, un pequeño comentario de hastío, que revela que no todo es tan de color de rosa como parece. O yo que sé, igual son sólo espejismos en los que quiero saberme acompañada. O quizás es sólo que a veces pienso demasiado y que la felicidad es simplemente esto.

6.7.09

Nota’s resurrection

No sé cuánto tiempo llevan los restauradores baleares (los que se dedican a darnos de comer y beber, no los de los cuadros) quejándose de la pérdida de clientes, de la caída de beneficios, de que la situación es insostenible, etc. etc. No sé cuántas veces los he oído llorar por su precaria situación, pidiendo ayudas a las autoridades (y sumándose a otros ‘pobrecitos’ como la banca, la construcción, etc.), escudándose en la CRISIS.

Pues yo digo que NO, NO, NO, a lo Amy Winehouse. Que no me da la gana que los ayuden,hombre ,o al menos no a los que llevan años viviendo del cuento, aquellos que cogen un churrusco de pan, lo cortan en forma de estrella y le llaman ‘Delicia de harina horneada a fuego lento’. Que no, coño, que ya vale de tomarnos el pelo. Y pongo varios ejemplos recientes:

  • Cala de Ses Varques. Botella de agua de un litro “para llevar”: 3,5 euros. Servida apenas fría, con desgana y cara de asco por parte de los camareros.
  • Restaurante ‘Taller de Tapas’. Ración de huevos estrellados con chorizo (compuesta por un huevo y, como mucho, 40 gramos de chorizo): 8 euros.
  • Bar cuyo nombre no puedo recordar. Copa de Baileys: 6 euros. Contando con los hielos, la copa tenía un dedo de alto.
  • Discoteca ‘Divino’. Entrada: 20 euros, copas, 9.

Que ya está bien de justificarlo todo con la crisis, que no cuela. Que si pago 30 euros por cenar, quiero salir al menos con la barriga llena. Que si me pido una copa por 10 euros, que por lo menos no sea garrafón. Que no todo es envoltorio, ni decoración minimalista, ni experiencia de los sentidos ni movimiento zen. Que lo importante en un restaurante es comer, y en un bar, beber. Que yo para ver cuadros o manteles bonitos me voy a un museo o al Corte Inglés, y para escuchar música chill out me la bajo del emule.

Así que, que luego no se quejen cuando nos vamos con la nevera y los filetes empanaos a la playa y pasamos del chiringuito. Ya no es cuestión de crisis, es cuestión de que no nos tomen el pelo. A estos los mandaba yo a alguna de las cenas organizadas por la Perli, pa que aprendieran.

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