El "misterio"
Ayer salí un rato por la tarde, a hacer algunas compras (unos zapatos, mi “derroche” del mes) y a dar una vuelta. Como era viernes, las compras terminaron desembocando en las tradicionales cañas + tapas en el bar España (sí, en toda ciudad, pueblo o aldea que se precie hay un bar más o menos cutre que se llama España en el que ponen tapas) Pese a que todos nos queríamos ir pronto, ya se sabe, la noche me confunde, como diría el cubano ese tan corto, y la cosa terminó en copa y charla hasta la una de la madrugada.
El motivo del post que ahora escribo es la mencionada charla que tuvo lugar. Para ponernos en situación, dos chicos y dos chicas de diferentes edades y procedencias, cada uno de su padre y de su madre. La conversación termina desembocando en lo de siempre: las relaciones hombre-mujer y el sexo.
Como la charla fue larga y tendida, destacaré dos momentos estelares: el primero, cuando los dos hombres del grupo intentan explicar a las dos inocentes damiselas cual es el tamaño que se puede considerar “normal” en un pene sirviéndose de los objetos que tienen encima de la mesa. El surrealismo llega a su punto álgido cuando, delante de nuestros ojos, uno de los chicos coloca por orden creciente de tamaño un mechero de los pequeños, un mechero de los grandes, un vaso de tubo y una pajita, intentando convencernos de que el tamaño normal es el del vaso de tubo.
El segundo llega cuando se aborda el tema de que buscan ellos en una mujer. Por lo dicho anoche, no sólo un cuerpo y una cara, si no cerebro, personalidad. Además, no les gusta que se lo pongan fácil, es decir, lo bonito, lo guay, es la conquista, cual cruzados a las puertas de Granada.
Hasta ahí, perfecto, a todos nos gusta un poco de toma y daca, una de cal y otra de arena, “hazme sufrir un poco que si no, me aburro en seguida”. El quid de la cuestión llega cuando se profundiza un poco más en el tema… ¿qué es “no ponérselo fácil?”; respuesta: no acostarte con ellos la primera noche. ¿Por qué? Por que si lo haces, se termina "el misterio". Y por que si una mujer se acuesta con un hombre sin “ofrecer resistencia” o al menos “hacerse de rogar”, significa que se acuesta con cualquiera.
Pese a que ya sabía que muchos hombres (y mujeres) piensan de esta forma, mi ánimo ahora mismo está bastante hombrógino (creo que no hay equivalente a misógino para referirse a los hombres, por eso me invento el palabro).
Por que, ¿cuál es la conclusión? Una, que el misterio de las mujeres no está en su personalidad, en su historia vital, en sus sentimientos, inteligencia o sentido del humor. El "misterio" de la mujer se sitúa exactamente entre sus piernas, y una vez que ya se ha llegado ahí, ya no interesa nada más. Dos, que cuando una mujer conoce a un hombre una noche y decide pasarla con él, no es porque ese hombre le haya caído bien, le parezca especial o simplemente le guste. Es porque es una golfa de tomo y lomo que se acuesta con lo primero que pasa. Y yo pienso, qué autoestima tan baja hay que tener para llegar a pensar eso, qué acomplejado hay que estar para pensar que si una mujer quiere sexo contigo es porque se acuesta con cualquiera.
Se me viene a la cabeza lo que me contaba mi madre de cuando era joven: si te veían en bailar con varios “mozos” te convertías en la golfa del pueblo y ya no te casaba ni Dios. Cuarenta años más tarde parece que hemos avanzado poco. Si quieres parecer una mujer “decente” hay que hacerse la estrecha para mantener el "misterio”. Qué lástima.
6 comentarios:
misandria, corresponsal.
jaja, gracias... toy misandriaca perdida...
por cierto, como se hace un link a otro blog?
es que hay algunos que están pidiendo a gritos que lo seamos... menos mal que no todos los hombres son iguales. un link a otro blog? ponerlo entre nuestros favoritos? me mandas un correíllo diciéndome cuál es y lo coloco?
ok!!!
Eso no fue excactamente así
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