Fabada o deconstrucción?

¿A cuento de qué venía el título del post? Ah, sí, a que acabo de leer el blog de alguien que conozco, el cual no enlazaré porque me ha horrorizado bastante (pese a que la autora, eso sí, me ha cae bie).

El caso es que es el típico blog de 'chica Cosmopolitan del siglo XXI', con todo lo que eso conlleva... parrafadas interminables sobre glamour, sitios cool, pesos y medidas, marcas.... esas petardeces de las que de vez en cuando se termina hablando, o mejor dicho, cacareando, pero que en el fondo, no son nada más que gilipolleces que nos han metido en la cabeza para que segamos siendo eso mismo, gilipollas.

Por dios, que nadie piense que voy de feminista... pero es que hay cosas con las que no puedo, como todos esos tópicos de que a las chicas se nos pasan las depresiones pintandonos las uñas o comprándonos zapatos, o que nos tenemos que embadurnar de potingues porque tener el culo fláccido es una tragedia, o que tenemos que ser modositas y no demasiado agresivas para gustarle a los hombres, o que todo lo que vaya más allá de la talla 38 es elefantiasis.

Y vale, cualquiera que me conozca sabrá que no soy ejemplo de nada. Tengo casi 32 años, soy mileurista, no tengo pareja, no paso la prueba del salero (sí, la de agitarlo para comprobar la firmeza de nuestros brazos) y tengo celulitis, visto con vaqueros raídos y camisetas de Zara, digo tacos, me río con Aída o Padre de Familia y me aburro con Mujeres desesperadas, y prefiero un vino con tapita en La Latina a cien millones de deconstrucciones de Ferrán Adriá.

Cada uno es como es, está claro, y cada uno disfruta con lo que quiere o puede... pero que nos dejen en paz a los que pasamos de todas esas cosas. Que también se puede ser feliz sin decir cosas como cool o fashion, o sin gastarse cientos de euros en un bolso y, en definitiva, sin tener un ápice de glamour.

Y lo digo toda feliz, en pijama, con los pies sobre la mesa y con la chistorra esperando en la nevera.