21.7.09

Lo que fue y ya no es

Escucho la radio estos días. Los 40, M80, Europa FM y demás radio fórmulas que abandoné hace tiempo. Y son un asco, porque ponen una música que pa qué, pero al mismo tiempo me están dando la oportunidad de escuchar canciones que tenía bastante olvidadas.


Hoy mismo, volviendo del curro han puesto una que me ha hecho recordar. Y ese es el objeto de mi post, los recuerdos asociados a una canción, las personas a las que queda unida una letra, una música, unas pocas palabras. Recuerdos de sensaciones y sentimientos que estuvieron y ya no están, que fueron y ya no son.


“Quiero ser el único que te muerda la boca…”. “Porque buscando tu sonrisa estaría toda mi vida…”. Mi amor de instituto. Eso es esa canción de Los Rodríguez. El chico del que estuve perdidamente enamorada (bueno, al estilo adolescente) durante dos o tres años. Porque yo quería ser la única que le mordiera la boca, porque moría por su sonrisa. Tenía una boca preciosa, y era malo malísimo (todo lo malo malísimo que se puede ser con 15 años), o eso me parecía a mi. Nunca se fijó en mí. O bueno, igual sí, un poco, pero vamos, que nunca no pasó nada. Pero por aquella época yo no sufría por amor. Te gustaba un chico, le mirabas con cara de boba y si no te hacía caso, pues te ibas de juerga con tus amigas. Y santas pascuas.


“Quiero ser el único que te muerda la boca…”. Cuando terminó el instituto, ese amor desgarrado desapareció. A otra cosa, mariposa. Ciertamente, cuando eres adolescente, las cosas son más fáciles, aunque en ese momento todo sea una tragedia y no nos demos cuenta. Alguna vez lo he vuelto a ver por la calle y, aunque ya no me provoca miradas de cordero degollado, confieso que le mordería la boca gustosamente, porque la edad ha sido generosa con él, porque ni está gordo ni calvo, y las canas que le han salido en su pelo negro le sientan a las mil maravillas.


“You've already won me over in spite of me

Don't be alarmed if I fall head over feet

Don't be surprised if I love you for all that you are

I couldn't help it

It's all your fault”


Otro amor, otra historia que fue. Más reciente, y más dolorosa, en una edad a la que ya había aprendido a sufrir, en la que las decepciones ya no se curaban con unas copas y unos bailes en la pista. Como dice Alanis Morissette, no pude evitarlo. Llegó y me escuchó, me tendió la mano, me dio cariño en un momento en el que verdaderamente lo necesitaba… ¿cómo no iba a caer rendida a sus pies?


“You are the bearer of unconditional things

You held your breath and the door for me

Thanks for your patience…”


Con la perspectiva del tiempo sé que en ningún momento fue verdadero amor ni ná de ná, que probablemente sólo fue un cúmulo de circunstancias y necesidades mutuas. Ahora que nuestras vidas se han separado del todo, y no de la mejor de las maneras, sé que ni si quiera era la persona que creí descubrir. Pero eso ya no importa. La canción sigue ahí y, cuando la escucho, ni si quiera lo recuerdo a él. Lo que recuerdo es el momento, el sentimiento. Y es a la vez bonito y triste. Lo que fue se marchó para siempre, y ya no está, pero fue bonito vivirlo.


Y, por supuesto, luego hay gente que no tiene canción, pero que siempre está ahí, aunque no estén.

4 comentarios:

Rita dijo...

corresponsal sentimental... jum... qué tendrá corresponsal en la cabeza? the years passing by?

Corresponsal en Palma dijo...

jeje, pues será eso...

Madera de carpintera dijo...

Qué fuerte! Me acuerdo de él! Cómo pasa el tiempo...

Corresponsal en Palma dijo...

juas, ya t digo! hablando de viejos amores/rollos, me encontré hace tiempo en madrid a víctor, el del liceo... está igual que antes, y supermajo... su amigo el pelirrojo es madero... alucina!

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