23.7.08

Crónica conciertística de julio (con retraso)


Mientras los que viven en 'la Península' disfrutan de miles de festivales en los que tocan artistas de la talla de Leornard Cohen, Tom Waits, Coldplay, Radiohead o Morrisey, Mallorca también vive su (particular) temporada 'alta' de conciertos.

Los internacionales no suelen pasar por aqui, salvo en el caso de que sean viejas glorias (Joe Coker, Simply Red, Willy Deville o lo que queda de Supertramp) o estén más acabados que el difunto Fary.

Así que, los isleños tenemos que conformarnos con lo que viene, que son los grupos y solistas nacionales, y en esto se incluye los que tienen un éxito masivo y los que no conoce ni su padre.

Entre los primeros se encuentran los tres últimos conciertos a los que he ido, totalmente por la patilla y haciendo uso de los pocos privilegios con los que contamos los periodistas: la acreditación gratuita. Ahí va mi pequeña crónica:

1. Miguel Bosé. Pese a que personalmente jamás hubiera pagado ni un euro por entrar en un concierto suyo (ni por un disco, ni una camiseta) y ni si quiera hubiera perdido ni un minuto en bajarme una canción suya del Emule, la tentación del gorroneo me puede, y allá que voy. El tío, a sus 50 y tantos, llena una plaza de toros. Da igual que a estas alturas esté un poco/bastante ridículo bailando 'Amante bandido' como si aún tuviese 20 años y llevara esas faldas de diseño que revolucionaron al panorama marujil en los 80. Da igual que sus baladas sean cursis hasta el vómito (léase 'Linda' o 'Te amaré'). El público (mayoritariamente femenino y entre los 30 y los 50) está entregado. Da igual que, cuando se pone de perfil, Bosé parezca que está embarazado de 8 meses.... el encanto, la nostalgia, el sex apeal o lo que sea, funciona, de forma que estoy segura de que el 95% del personal está deseando acariciar la panza y lo que no es la panza de 'Papito' (vamos, que se lo chuscarían sin dudarlo).

Por la parte positiva, el tío tiene mucho carisma, algunos temas siguen funcionando y, lo confieso, me encantó que terminara el concierto con 'Don Diablo', una de las canciones más horteras y petardas de su (muy hortera y petardo) repertorio.

2. El canto del loco. Otros a los q ni loca hubiera dado ni un euro por verlos... igual porque me sobran años, qué sé yo. Porque si en el de Papito una tiraba a joven, en el de ECDL, la que aquí firma parecía la abuela. Pero oye, como experimento sociológico no estuvo mal el concierto... porque merecía casi más la pena dar la espalda al escenario y observar a las y los fans desgañitarse cada vez que Dani Martín les hacia ojitos, que mirar al escenario... Una cosa tenía de bueno tanta entrega: que nadie se movía del sitio, por lo que, cuando las que pasabamos olímpicamente del grupo (dícese de la Srta. Bulería y yo) teníamos sed o queríamos ir al baño, no había colas ni empujones. En una de esas escapadas sucedió lo mejor del concierto: fuimos al bar del estadio y vimos terminar la (eterna) final de Wimbledon entre Federer y Nadal (que a estas alturas ya sabe todo el mundo como terminó).

Conclusiones: El canto... suenan bien, son divertidos y sus canciones son efectivas (vamos, q tienen estribillo fácil y se puede botar sin problemas, sobre todo con sus greatest hits como 'La madre de José', 'Zapatillas' y demás). Dani Martín es un chulazo madrileño que hace guiños tales como amenazar con quitarse la camiseta (sin hacerlo, no sabemos si por lorza oculta o por pudor), tirar la toalla sudada y rociar al público con agua, lo cual revoluciona y de que manera a las adolescentes (nuevamente, tuve la impresión de que el 95% del estadio se hubiera chuscado al muchacho aquella noche).

3. Estopa. A estos sí hubiera pagado por verlos. Me parecen divertidos, rumberos y bailables... y me caen bien. Uno de los conciertos más divertidos a los que he ido en los últimos tiempos, sobre todo cuando los Muñoz pasan de sus temas nuevos y se ponen con sus 'clásicos', como 'Tu calorro', 'Vino tinto' o 'Como camarón'. Si son buenos o malos, la verdad, me da bastante igual. Cumplen su misión... cantar canciones que te hacen bailar, que te sabes y que puedes berrear. Soltar parrafadas que le hacen gracia al público porque son así, graciosetes de barrio. Y pasar de ir de profundos o de políticamente concienciados, de sex symbols (aunque les tiraron algún condón que otro) o de gurús de una generación. Y no sé si el 95% del auditorio se los hubiera chuscado o no, pero el cantante tiene cien mil veces más gracia que Papito o Dani Martín. Es la opinión de una servidora, claro está.

1 comentario:

Rita dijo...

pues son de agradecer estas crónicas conciertísticas, sí señor.

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