11.11.07

De buena mañana

Sábado 10 de noviembre. 09.15 a.m. Me levanto de la cama, estirándose como un gato y con la sensación de estar descansada y fresca, tras muchos días de despertador, prisas y agotamiento mental y físico.

Como todos los sábados, toca tareas marujiles: barrer, fregar, limpiar baños... después de desayunar, decido que lo primero de todo será recoger la ropa del tendedero, puesta al sol el día anterior y que ya debe estar seca.

Cuando ya tengo la mitad de la colada recogidita sobre la cama (calcetines con pelotillas, tangas modelo único del H&M, sábanas de colorines) y sólo quedan las toallas, el destino decide poner un pequeño puntito almodovariano en mi vida.

Asomada estoy cuando de pronto aparece un individuo bajo mi ventana. Debe andar por los 50, delgado como un calambre, con pantalones de chandal rojo y camiseta blanca, tipo currito españó (pintor, arbaní, tornero fresador o alguna de esas profesiones q nunca sé de que van), de carajillo y ducados .

Va andando como achiquitaó, rápido, con saltitos (7 caballos vienen de bonansaaaaaaaaa!!) y sujetándose el culo con una mano. Pronto me doy cuenta de sus intenciones... mira para los lados rápidamente, se mete en un pequeño callejón que da a un garaje y de repente... se baja los pantalones. Asoman unos calzoncillos tipo slip blancos, de esos que serían capaces de quitarle el morbo hasta a benicio del toro....

Rápidamente me meto para dentro con un pequeño gritito, justo a tiempo para evitar descubrir que se esconde detrás de tan glamurosa ropa íntima. Eso sí, de refilón lo veo agacharse y ponerse en posición. Incrédula, me siento en la cama a esperar a que termine su faena y, eso sí, aprovecho para doblar las bragas y los calcetines amorosamente.

Cuando estimo que ha pasado el tiempo suficiente (será de los rápidos o de los que les da tiempo a hacer un sudoku?), vuelvo a asomarme, con miedo, para terminar de recoger mi ropa. Mientras cojo las toallas a toda velocidad le veo salir. Camina más ligero, con un pitillo en la mano y silbando una alegre melodía. Mientras le veo alejarse decido no preguntarme si llevaba kleenex o no.

3 comentarios:

Rita dijo...

seguro que no llevaba. corresponsal... uhm... eh... ah... joer, qué cosas.

Perlita de Huelga dijo...

¿y la foto?

Corresponsal en Palma dijo...

soy una pelada, no tengo una triste camara digital ni en el movil...

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