Mi portera

Pese a que una se intente poner fina de vez en cuando, soy una chica de barrio... amos, no la Juani (la chunga de la película), pero tampoco Anne Igarziburu, toda pijerío y saber estar. En mi barrio, de toda la vida de dios se ha llamado al portero automático pa que te abran y pa que se bajen tus amigos a jugar al parque, se ha sacado el correo del buzón con tus propias llaves y se ha bajado la basura cuando tocaba (muchas vecinas incluso en pijama).

Ahora vivo en un barrio pijo, y como corresponde, tengo una portera para esas funciones. Algo que no sé si me termina de gustar.

Se llama Simone (no, no es francesa, es más mallorquina como un pamboli), debe andar por los 60 y pesar unos 40 kilos. Esta teñida de rubio y fuma un cigarro tras otro, normalmente en la terraza del bar que hay junto a mi portal, porque la mujer se pasa más tiempo allí que en su portería, sentada en una mesa con su refresco (quiero pensar que son refrescos), viendo deuvedés, hojeando el Hola o directamente poniendo copas tras la barra (sí, la Simone es la nueva "chica Coyote" de la zona).

Pese a esa frenética actividad, que incluye también tirar la basura de los vecinos, repartir el correo de los que no tenemos buzón y limpiar la escalera (que está llena de mierda, por cierto), la señora aun tiene tiempo y ganas de captar información y transmitirla... de cotillear, vaya.

No me había dado cuenta hasta el otro día, cuando subió el fumigador de cucarachas a casa y me encontré con que la tía, aprovechando la coyuntura, se había metido hasta la cocina -literalmente-, y miraba para todos los lados como un buho. Seguramente tiene un scanner interno a lo Terminator, en el que va registrando el nivel de suciedad del suelo, el estilo decorativo de cada piso y seguro que hasta la presencia de fuerzas paranormales.

La confirmación de mis sospechas sobre su función de agente doble portera-espía (o triple, si tenemos en cuenta su trabajo de camarera) llegó unos días más tarde, cuando subí a pagar a mi casera el alquiler y lo primero que me soltó fue "estas de vacacioneeeeeeeeessssssssss???", "qué tal en la revistaaaaaaaaaa?", con un retintín que pa qué. Simone había cumplido su misión basándose en la observación-deducción. Sí, ahora pasa mucho tiempo en casa. Sí, desde hace aproximadamente un mes entra y sale a cualquier hora del día.
Simone sabe, Simone es un genio y Simone sabe como utlilizar la información.

Por supuesto, no me quedaron más cojones que reconocer a mi casera que me han echado del trabajo , algo que no quería hacer simplemente porque no me daba la gana, porque pensaba que mi vida es mía y qe no tengo que dar explicaciones a nadie. Pero Simone se me ha adelantado.

Para poner la puntilla, a Simone no le parece bien que mi compañero de piso y su novio se den besos en el portal. Que-hay-que-vé-estos-maricones,-q-yo-no-tengo-ná-en-contra-de-ellos-pero-que-digo-yo-que-esas-guarrerías-las-podían-hacer-en-su-casa.

De verdad, que estoy empezando a echar de menos la clásica conversación de portero automático:
- Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
- Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii???????????
- ABREEEEEEEEEEE!!!
- Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee??????
- QUE ABRAS, COÑO!!!!!
- AAAAAAAAAAHHHHHHHHH............ PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!