El (jodido) reloj biológico
Pese a la creencia popular de esta sociedad, en la que nunca eres demasiado joven, demasiado rico ni demasiado delgado, cumplir años es bueno. Cuando llegas a los 30 estás -teóricamente, al menos- más asentado, menos inseguro, sabes más cosas, eres más independiente, disfrutas de cosas diferentes a las de los 20 años...
Sin embargo, y lo digo por experiencia propia y por algunas conversaciones recientes, para algunas mujeres (no todas, que luego me acusan de generalizar) entrar en la treintena conlleva también el comienzo de la gran putada biológica.
Porque en el momento en el que el 2 se convierte en un 3, sea por presión social sea por ritmo físico, ese tic tac que resonaba hace tiempo en tu cerebro, como un eco lejano, como un run-run al que no prestabas demasiada atención, se coloca en primer plano y comienza a retumbar... las alarmas saltan, y el tic-tac se transforma un ring atronador que te deja medio gilipollas.
De pronto, ves muchas embarazadas a tu alrededor y sus tripas te parecen bonitas, y te rodean muchos niños, con sus ojos de Bambi que parecen decirte "¿quieres ser mi mamá?", y aunque se parezcan más a Gollum que a los bebés de los anuncios, todos te parecen monísimos y te los quieres llevar a casa puestos, sin envolver ni nada...
Y ahí es cuando empieza el come-come, la duda existencial... porque aunque no sientas esa llamada uterina, el paso del tiempo es algo inapelable y te empiezas a plantear cual es la edad límite para ponerse a procrear, si se te pasará el arroz, si algún día aparecerá el padre de tus hijos (se agradecería que lo hiciera con un cartel al cuello que lo indique, mayormente para evitar errores innecesarios), o incluso si terminarás eligiendo un hijo por catálogo (de padres en el caso de la inseminación o del niño directamente en caso de adopción) y cómo demonios podrías llegar a mantener tú sola a un niño en ese caso.
Claro está, siempre que se plantean esas cuestiones, aparece una voz pretendidamente tranquilizadora (que suele pertenecer a una jovenzuela de ventipocos a las que todo esto le resbala) que dice "no hay prisa, si no, mira Ana Rosa Quintana", y a tí te dan ganas de soltar toda tu mala baba contra AR, contra la voz inocente que ha querido consolarte, contra todos los condones y píldoras anticonceptivas del mundo, contra todos los imbéciles que han pasado por tu cama sin pena ni gloria, contra el gobierno y sus 2.500 euros e incluso contra esos pobres niños que no dejan de mirarte con ojillos tiernos.
3 comentarios:
No te preocupes, querida, a muchas nos pasa igual. Creo que lo mejor es vivir la vida intensamente, si dejas de vivir entonces sí que tienes un problema, sino, relájate que todo llega, luego cuando te veas de madre de familia numerosa vas a extrañar estos momentos para tí solita. Besos guapa, arriba las treintañeras.
jaja, numerosa??? tampoco te pases, q no es mi intención crear una familia tipo "sonrisas y lágrimas"!!
A mi esto no me pasa. Es decir, veo barrigas de embarazada por doquier, en media hora (por reloj, no inventada) llegué a contar hasta 14 carritos con sus bebés... Cada vez que un bebé me mira con esos ojos de Bambi preguntándome si quiero ser su mamá yo siempre respondo: "tú ya tienes padres, anda y que te aguanten ellos".
Se nota mucho que no me gustan absolutamente NADA los niños?
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