El gorila
Cuando tenía 14 años y empecé a ir a las discotecas (en sesión de tarde, por supuesto), el gran reto de cada sábado era "ay-por-favor-que-no-me-pidan-el-carné". Nos pintábamos como puertas para parecer mayores, poníamos cara de seguridad y esperábamos pacientemente la cola hasta llegar a la gran barrera: el gorila de la puerta.
Los había de todo pelaje: yogurines de 20 (a los que veíamos super mayores) que, a la vez que se sacaban unas pelas eran los más cholones de su panda por trabajar en tal o cual discoteca, ex-boxeadores medio sonados que no habían encontrado otro empleo, señores de 50 con cara de "joder-lo-que-tengo-que-aguantar-que-me-jubilen-ya", y otros con cara de matones profesionales.
El factor común entre ellos era lo mierda que podían llegar a hacerte sentir, como te vacilaban sin piedad porque, en ese momento, ellos tenían el poder en su mano y tú, con tus 14 o 15 años, sentías que si no entrabas tu vida se acababa (nuestra visión de la vida era bastante reducida, pa que vamos a engañarnos).
Pues bien, ayer, con 15 años más encima y con una visión de la vida un pelín más amplia, uno de esos gorilas, cuyo estilo no parece haber cambiado demasiado en este tiempo, me volvió a hacer sentir como la adolescente pringada que no lleva el carnet encima.
Y todo porque me atreví (osada de mí) a sugerirle que pusiera orden en la cola de la discoteca, porque se estaba montando un lío y la gente había empezando a discutir por quien iba primero... cuando trataba de acercarme para decirle esto el muy mendrugo me miró con cara de asco y me dijo "no pase de la línea" (la puntera de mi zapato sobresalía de esa línea imaginaria) y se dio la vuelta dejándome con la palabra en la boca.
Sólo se dignó a mirarme cuando le dije a la persona que tenía al lado algo así como "menudo gilipollas" (siiiiiiiiiiiiiii, lo sé, no hay que insultar... mea culpa!) Su venganza fue ejercer sobre mí el gran poder que su cargo le confería: empezó a dejar pasar a todo el mundo antes que a mí... a esas alturas, yo ya no sabía si darme la vuelta e irme a casa (hace mucho tiempo que no entrar en una discoteca e irme a dormir me dejó de parecer una tragedia) o empezar a rascarme compulsivamente el acné juvenil mientras le juraba que sí que tenía 16 pero que me había dejado el carné en casa...
En fin, que al final, entrar entré. Me tomé una copa de algo más parecido a gasolina que a whisky, me dejé empujar mientras trataba de bailar y me largué a casa... y hoy, con el estómago en fase de centrifugado por aquel matarratas, pienso en el muchacho aquel de la puerta, en cuales pueden ser sus circunstancias, si trabaja en eso porque le gusta o porque, como todos, tiene que pagar facturas, en los capullos que tendrá que aguantar todas las noches, o en las veces que le habrán querido partir la cara...
Pero, francamente, me da igual. Ya estoy harta de ponerme en la piel de otras personas para justificar su comportamiento. El gorila ejerció de gorila, sin más. Eso sí, es triste ver como, algunas personas, cuando les dan un poquito de poder (aunque sea tan ridículo como decidir quien pasa y quien no a un garito) se convierten en pequeños déspotas.
14 comentarios:
corresponsal, definitivamente te tienes que leer el libro de abajo. habla de los campos de concentración y, cómo no, de los kapos: judíos a los que le daban cierto poder dentro de los lager y, entonces, se convertían en otra penuria más para sus compañeros. un gorila es una persona que no tiene escrúpulos para ejercer de gorila -ya sea porque lo necesita o porque le gusta-; las circunstancias no me importan, el hecho es que es señor que se convierte en una especie de barrera humana de encefalograma plano durante largas y oscuras/nocturnas horas; lo que haga en su tiempo libre tampoco me importa.
intento no entrar en locales con gorilas, porque me resultan despreciables: los gorilas y los locales que los tienen; y, como no soy una persona de grandes necesidades en este y otros cuantos sentidos, me resulta muy, muy, muy fácil no querer entrar en un sitio de estos.
hala, a cuidarse la resaquilla. besos!!
puf, yo tampoco tengo especial necesidad... si me ponen alguna pega en algun sitio, pues me largo y ya está, pero también hay que joderse que quieras divertirte sin complicaciones y un amargado-acomplejado consiga ponerte de mal humor...
la verdad es que a veces el ser humano da bastante pena...
si es que dan por el culo. pero no me hagas ser más sociópata de lo que ya soy por naturaleza... :D
Correseponosal, a mí hace siete años no me dejaron entrar en Riu Palace porque era demasiado mayor. Me dijeron que mejor que a la gala de tarde lo intentara unas seis horas más tarde. Y no volví, ellos se lo pierden.
jajajajaja
pero si en el fondo que no te dejen pasar a los sitios es un honor... a mi hace unos años no me dejaron pasar a gabanna (donde celebró anita aznar su despedida de soltera, para los no versados)y me sentí la más guay del momento... se ve que me faltaban rayos uva, perlas en las orejas y mechas rubias...
ays, corresponsal, cómo eres... en gabana he entrado hasta yo un par de veces. sitio horrible, por cierto. en una, hace mil años de esto, estaba el gran músico luis cobos (horreur!) acompañado de chavalitas espectaculares de poco estómago (y no hablo de su tendencia a la anorexia) y en las otras... no recuerdo, creo que con gente del master, pero sí había mucho pureta de pijiminí. anita aznar me parece muy joven para meterse en un sitio así, no sé.
lo que sí que no sé, es qué pintaba yo en un sitio así (será un tema de ideología política? jijijij..)
ya... eso pensé yo la primera y última vez que entré, "que hago yo aquí?". creo que en esa ocasión luis cobos no andaba por ahí, pero sí terelu... dios, q fauna...
un día tenemos que hacer un listado de seres horripilantes y absurdos (a mí no vale meterme :D)
sí, sí, una lista de candidatos al destierro!!
es que hay tantos... qué rollo...
pues sí, pero podíamos hacer un top ten, en plan gran hermano... "nomina a cinco pero con motivos"
vale, hago una entrada con el tema? la haces tú?
jaja, hazlo tú...
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